Le gusta descubrir nuevos caminos y el sol de la de la tarde que tiñe todo de naranja,
le gusta dar clases, a pesar del cocodrilo que habita y se mueve en su estómago cuando debe hablar en público, se emociona y se pone de pie cada vez que una idea aparece en el papel, a veces se distrae tratando de reconocer el origen de una letra o cantando una canción que no le gusta, está convencido de que el chocolate merece un reconocimiento equivalente al premio nobel y que el proceso en cualquier cosa, no solo es importante sino en verdad fundamental, dibuja lo que ve y a veces lo que piensa, le gusta revelar lo invisible.